DISCOS PEQUEÑOS Y FIBROSOS actúan como amortiguadores entre la rótula y la cavidad de nuestras articulaciones mandibulares, y si algo va mal con ese disco, como que se erosione o se desplace fuera de la alineación adecuada, o si la artritis desgasta el cartílago en el hueso o hay una lesión traumática en la articulación, el resultado podría ser un trastorno de la ATM. Son más frecuentes en adultos, pero los niños también pueden padecerlas.
Síntomas de los trastornos de la ATM
Los síntomas más comunes de un trastorno de la ATM son chasquidos, crujidos o rechinidos en la articulación, dolor o sensibilidad en la mandíbula, dolor en una o ambas articulaciones, masticación difícil o dolorosa, dolor alrededor de la cara o el oído y dificultad para abrir o cerrar la mandíbula.
Técnicas para aliviar el dolor de mandíbula
Hay algunas formas de reducir el dolor de la ATM. Evite bostezar si es posible, o controle un bostezo con un puño presionado bajo la mandíbula. Reduzca al mínimo los movimientos extremos de la mandíbula (como al cantar o bostezar). Recuerde que la posición natural de reposo de la mandíbula es con los dientes ligeramente separados, no completamente cerrados. Come más alimentos blandos que no necesiten mucha masticación.
Cómo puede ayudar el dentista
La mayoría de los dolores de ATM son temporales y desaparecen por sí solos en poco tiempo, pero algunos requieren tratamiento. El tratamiento puede variar desde medidas sencillas como bolsas de hielo, ejercicio y calor húmedo hasta soluciones más complejas como medicación y férulas, estimulación nerviosa eléctrica transcutánea (TENS), tratamiento con ultrasonidos o inyecciones en puntos gatillo. La cirugía de mandíbula puede ser recomendable si todo lo demás falla, y el tratamiento de ortodoncia puede ayudar si la causa está relacionada con la alineación de la mandíbula.