HAY MUCHAS fosas y surcos en la superficie de masticación de un molar en los que pueden crecer bacterias y provocar caries. Ahí es donde entran en juego los selladores. Desde los años 60, los selladores han sido una forma sencilla pero eficaz de mantener las bacterias alejadas de esas zonas vulnerables de los molares, y reducen el riesgo de caries hasta en un 80%.
¿En qué medida ayudan los selladores?
Los niños que no reciben selladores tienen tres veces más probabilidades de tener caries. Por muy bien que se cepillen los dientes dos veces al día, es posible que no tengan la destreza suficiente para realizar un trabajo eficaz en esas muelas difíciles. Los selladores les facilitan el cepillado eficaz.
Visión general del proceso de sellado
¿Cómo se añaden los sellantes? ¡Tranquilo! Sólo le llevará unos minutos en una visita normal. Primero preparamos sus molares limpiando cualquier resto de comida, placa o sarro y les damos un buen pulido. Luego aislamos y secamos cada diente. A continuación viene el agente adhesivo, que mantendrá el sellador en su sitio. Una vez que volvemos a enjuagar y secar el diente, solo queda pintar el material sellador. Usando una luz especial de polimerización, ayudamos a que el sellador se seque rápidamente, le damos un último repaso y el diente ya está listo para masticar.